domingo, 5 de julio de 2009

TERESA AVEDOY/PÁJAROS Y PATRULLAS (O DICEN QUE EN ESTA CIUDAD SÓLO SE DEBERÍAN ESCRIBIR NOVELAS NEGRAS)





Nos unifica la zozobra
Ningún Cártel puede;
ningún procurador adicto,
ningún sicario o policía municipal
puede
sobornar
nuestros tráficos internos al centro de la periferia,
la lluvia que ahogó al polvo (aunque sólo fue un segundo)
un mediodía en La Esperanza;
la esquina de la plaza de la escuela que siempre nos calzábamos
para que el sol a rayos decapitara al invierno,
y las pequeñas dosis —la amistad siempre es menudeo—
de fe entre nosotros.



Violencia y poesía: el siglo XXI mexicano

Gabriel Trujillo

Nuestro tiempo, como lo dice la poeta Teresa Avedoy en su poemario Pájaros y patrullas (Veracruz, Letras de pasto verde, Colección El celta miserable, 2009), es tiempo de guerra, un mundo donde no hay refugio a nuestro alcance, donde el amor no nos salva de los tiroteos, los secuestros, el miedo colectivo. Un país donde la justicia ha terminado por ser simple venganza. Avedoy, quien vive en Tijuana, dice que el nuestro ya “no es el país que solía ser” porque hemos perdido la esperanza, el anhelo por un futuro mejor que vivir bajo el asedio de las balas, bajo la incertidumbre cotidiana. Como en un paisaje delirante a la Brueghel, los mexicanos habitamos en la comarca de la locura, pero en vez de enfrentar los problemas que nos agobian, preferimos voltear hacia otro lado, preferimos acostumbrarnos a la violencia que mirar de frente lo que nos pasa:
Y estas cabezas sobre el bulevar
¿También son naturaleza muerta?

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