domingo, 9 de agosto de 2009

ARACELI MANCILLA/ORBIS



Aguamarina


Otra vez, el agua y su ansiedad abarcándolo todo, mientras tú miras. ¿Qué sabes de mi miedo? Escucho el corazón del mar, trueno de sal saciándose en los labios de la noche. El momento es azul, como el temor de confirmar el infinito, y también amarillo: sobre las palmas que el viento ha derribado por la costa, danza un enjambre de luciér¬nagas ebrias de luz.

Poco tiempo después de que los ojos se han colmado de espuma, algo dentro de mí se vuelve arena.

"…Entre los matorrales del desierto fue hallado un borbotón de agua salada. El que lo descubrió lo contempló extasiado hasta quedar plasmado en él, vitral viviente del otro lado del espejo".

Incontenibles, las olas muestran sus dientes de coral. Arrojan, despechadas, estrellas fósiles. Ondean orgullosas su colección de náufragos.

"…No quisiera morir".

Oigo la voz. Un golpe de mar nos deja a oscuras, sitiados y esperando para siempre la hora de ser aguamarina.

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