miércoles, 7 de octubre de 2009

DIEGO JOSÉ/ALETEOS



A Pablo Mayans

Con paso sigiloso me remonto hasta mi infancia
y miro el vaivén del niño

y luego solitario me sorprendo
empujando la tabla donde nadie juega

Vuelvo entonces y observo
¿verdad que envejeció el encino?

Amaneció muerta la rama del columpio
Mi corazón endureció todavía más su corteza

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