jueves, 25 de junio de 2009
LORENZO MORALES MALASANGRE/TODA CIUDAD ES UNA ISLA
Si aquel poeta tuvo razón
y toda ciudad es una isla
todo transeúnte prolonga entonces su naufragio
y todo día es una larga o angosta traslúcida pecera
y la noche
la noche el umbroso mar que siempre devuelve a sus ahogados
Si toda ciudad es una isla
todo náufrago amor espera siempre el regreso de algún cuerpo
y toda esperanza ejercita sus planes de pájaro
bajo la frondosa memoria y sus recuerdos de hierba
la órbita de nombres que aletean
Si aquel poeta tuvo razón
y toda ciudad es una isla
será
por el temor tan nuestro
de saber
que podemos
caminar
sobre las aguas.
POETA TABASQUEÑO DIALOGA
CON ESTUDIANTES DE LA UIET
En el IV Aniversario de la UIET y como parte de las múltiples actividades culturales y deportivas de la V Jornada cultural en la UIET, se presentó Lorenzo Morales Malasangre
OXOLOTÁN, TACOTALPA, TAB., 14 de septiembre de 2009
Ante un público joven y expectante, y en el marco de la V Jornada Cultural de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco (UIET), se presentó el poeta tabasqueño Lorenzo Morales Malasangre, quien en un ambiente de calidez y confianza consiguió que los estudiantes se mostraran interesados en su obra poética, y dialogaran con él.
Bajo la coordinación de la poeta zoque Mikeas Sánchez, la presentación de la plaquette “Toda ciudad es una isla”, comenzó con un breve preámbulo de la también docente de esta casa de estudios, afirmando: “Si Carlos Pellicer dialoga con la naturaleza y José Carlos Becerra tiene el don de la clarividencia, Lorenzo Morales es un poeta profético, un poeta que ha caminado el asfalto, es un poeta que entabla una conversación desalmada con lo urbano, con el dolor, la soledad y la muerte, por eso el dialogo con su poesía es compleja”.
Lorenzo Morales, es fundador del colectivo Diáspora y del Encuentro Nacional de Creadores “Tierra de vacantes”. Ha ganado el Premio Estatal de Cuento Tabasco 2002, el Premio Tabasco de Poesía 2006 y el Premio Nacional de Poesía de los XLIX Juegos Florales de Corpus Cristi, Papantla, Veracruz en 2008. Es becario del PACMYC para proyectos comunitarios de creación literaria. Entre sus publicaciones se encuentran “Atavismos del caminante” (2007, poesía), es coautor de “Versos primeros” (Forcaz, 2006), “Lo que diga el poeta” (2005), “Gato, verde-rojo-blanco” (Narrativa, 2004).
La plaquette “Toda ciudad es una isla”, es una publicación de la editorial Letras de Pasto Verde, en su Colección Nº 8 Del Celta Miserable, primicia para los jóvenes estudiantes, quienes gozaron de los versos del poeta.
He aquí una muestra:
Aquí estará la cama el primer féretro
la cámara nupcial del faraónico dolor desnudo
nuestras vasijas de huesos
las ofrendas rituales del amor.
Aquí estará el dilema
la disyuntiva genuina del lugar común
el tétrico museo de la identidad del hombre.
Al finalizar la presentación, los estudiantes cuestionaron al poeta sobre sus fuentes de inspiración, para lo cual éste respondió que comenzó a leer un poco tarde, a la edad de 25 años, por lo cual afirmó: “Todo escritor debe ser ante todo un buen lector, la inspiración o la fuente de donde brota la idea es elemental, pero más valioso es el artificio poético”, e invitó a los estudiantes a practicar esta actividad tan necesaria para un mejor desempeño no sólo escolar sino humano.
Toda ciudad es un poeta:
a propósito de Lorenzo Morales
“En un acto de crítica que es asimismo un acto de autocrítica –cito a Paz- el poeta auténtico pone en entredicho a su yo. Por la boca del poeta nunca habla su pequeño aunque siempre desmesurado ego: hablan las sensaciones, las emociones, los recuerdos, los olvidos, las adivinaciones, los presentimientos, los desvaríos, las iluminaciones y las obnubilaciones de un hombre que no está muy seguro de llamarse como se llama pero que, en cambio, sí tiene la certeza de estar vivo y de hablar frente al otro lado de la existencia.”
La historia breve de la poesía en Tabasco registra ya a Lorenzo Morales como un poeta hecho y derecho desde la aparición de su primer libro “Atavismos del caminante”, con el que obtuvo hace algunos años el premio de poesía José Carlos Becerra, ante el desconcierto de propios y extraños.
Sorprende que un hombre como èl que toda su vida ha sido carne de un verdadero discurso literario, como lo es el mundo real, muestre su destreza en la poesía, el relato corto y su entusiasmo por la creación literaria, desde esa aparente sordidez que es la sobrevivencia contemporánea en la que ocupa cargos públicos como mesero, especialista en cortes finos y técnicas para escamar pescados y mariscos, regentear y gerentear supermercados en su mínima expresión, obtener la cartilla del mar para ser desalojado de las plataformas petroleras, realizar como otros poetas locales, estudios inconclusos de literatura y retirarse de la carrera no por irresponsabilidad o incompetencia académica, sino por embarazar a una diosa maya; y después de lo anterior, darse el tiempo para concebir una obra poética intensa y sugerente, con algunas cervezas en mano, desde luego, de la mejor calidad.
Teodosio García Ruiz ha dicho del poeta de esta noche: Sin grandes comparaciones podemos decir que en su vida de concreta movilidad lúdica, este poeta se asemeja a Charles Bukowski, Boris Vian e incluso al mismo Malasangre, su alias, su alter ego.
En el desarrollo de su producción literaria encontramos, en estos meses de 2009, el libro “Toda ciudad es una isla”, en la Colección “El Celta Miserable”, de la Editorial Letras de Pasto Verde de Orizaba, Veracruz que dirige el tambien poeta y editor Mario Islasainz.
Es este breve trabajo se condensa un proyecto poético, o por lo menos una cara de ese proyecto. En este sentido es necesario explicitar que las obsesiones del poeta se cifran en algunos elementos como la lluvia, el silencio, la soledad, y ese afán por no decir diciendo; “murmullo sordo”,”juego mudo”, “entre esas voces dormitadas”. La voz imperativa de los poetas es lo que los hace ser lo que son: enunciadores de nuevos vocablos, significados, jeroglíficos, signos y símbolos. Este autor no escapa a esas estampas verdaderamente de creación poéticas, y se da el lujo de iluminar toda la oscuridad que nombra.
“Toda ciudad es una isla”, es la apuesta por sacar brillo al lenguaje desde los elementos más cotidianos de la ciudad: la casa en venta, el hombre en remodelación, los cristales íntimos que no logran su objetivo, las aguas y sus cañerías de silencio y abandono. Con metáforas bien logradas, que parecen los primeros ejercicios de un infante poeta que lo hace bien en su primera vez y también en la segunda, cada poema de este volumen es un desafío al conocimiento y la emoción del lector, por cuanto en diversos tiempos de lecturas alienantes en la que nos involucramos los lectores de poesía, pareciera que ya nada puede sorprendernos.
Con lo anterior tenemos que el poeta respira, inspira profundo. Reconoce el silencio como instrumento o espacio regulador del lenguaje. Sabe o intuye con soberbia seguridad, que para crear vida es necesario transitar por cualquier tipo de adversidad o deliciosa alfombra de pétalos o lluvia fresca en el verano; sabe también que toda actividad es registrada, se documenta, en la sublime capacidad de almacenamiento y recuperación de la vida: la memoria. Esta es mencionada de modo recurrente en varios poemas, así como esa adversidad que busca ser negándose a ser, diciendo lo que no quiere decir.
¿Cuál es la ciudad de este libro? ¿Y la isla? La respuesta es una inquieta interrogante. No hay una ciudad con sus cotidianas manías de estereotipo: hay una propuesta de ciudad imaginada, vivida, recreada en el silencio, las palabras no dichas, el atisbo interior a un hombre citadino que se encuentra en un estado de latente delirio de decir. Sin embargo, mientras este hombre se concentra en sí, la grosera ciudad que el lector imagina no aparece en el libro. No se nombra porque está en el texto apenas sugerida, aislada como esos espacios eléctricos que energizan a quien se cruza en sus campos magnéticos y a quien se expresa en estos poemas. Toda ciudad es una isla es la aseveración del poeta que no titubea en la maniobra de los elementos poéticos que están en su mano; le dice al lector: toda ciudad es una isla, toda acción es una obra en ciernes, todo fruto es y lo demás no. Así que en la parcela donde se hacen las operaciones del lenguaje poético que le tocó a Lorenzo Morales, está el equilibrio de laboratorio donde mueve sustancias de absoluta humanidad que transitan con relativa lentitud: del silencio, a las palabras no dichas, a las cosas fosforescentes en su oscuridad y de ahí a la memoria, lugar sagrado donde todos los poetas sino son santos, son una isla.
Gamaliel Sánchez Salinas
MARIO NANDAYAPA/ANSIEDAD DE LLUVIA
Caluca cimbra la tierra
merodea mi impulso con ansiedad de lluvia
y uno reconoce el olor del miedo esa huella fresca en la ciénaga
y el miedo esta ahí recorriendo este maldito camino de hormigas
que llevan de la angustia a un suicidio crónico bajo la lluvia/
Caluca acecha en la hoja que se desprende de la tarde
y un temblor dispersa la animalía de estas palabras
y confundido reto al animal en la trampa de la belleza/
LA POESÍA DE MARIO NANDAYAPA
Eve Gil (Poeta mexicana)
Caluca es la autobiografía simbólica de Mario Nandavapa (Chiapas, 1965), quien ha hecho de la naturaleza su fuente de sabiduría e inspiración. Su poesía evoca al árbol, pero no al árbol de Octavio Paz —una especie de contrarreflejo y su inquietud existencial—. Para Nandayapa el árbol es el más antiguo de los significados poéticos y místicos; es así como se ramifica entre estas líneas: follaje intrincado, corteza abrupta, la raíz de la vida, “y asumo mi condición de árbol que no espera nada / después de la lluvia de agosto”. El cosmos poético de Nandayapa es corno un gran paisaje donde corre sinuoso un río: “Sacar mi cuerpo del espejo del agua / para que sea nube, la fauna contempla el cielo, lín1ites del día cuelgan hamacas / entro los secretos de una luna”, y los ancestrales secretos del cuerpo se trenzan con la humedad del tronco para elaborar la danza verde, “mi pasión clara / estanque del asombro”. El hombre como criatura de la selva, hecho de barro, el hombre como árbol, vigía, atento a la música del viento, ése podría ser Caluca, pulmón de donde emerge el canto de Mario Nandayapa, que captura la esencia misma de la poesía, la que corre por sus venas como una savia tibia. Poesía que repta por las emociones más antiguas, capaz de transformarse de manatí en mujer. Si se me pidiera una definición concretísima, minúscula de esta artesanía verbal, respondería: cola de lagarto. Del autor ha dicho Oscar Oliva: “De muy lejos viene esta poesía. De un idioma ya extinto.” Mario Nandayapa ha sido acreedor a diversos estímulos como las becas de la Secretaría de Relaciones Exteriores (1992), el Centro Mexicano de Escritores (1993), la Sociedad General de Escritores de México y el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas (1997 y 1999)
CALUCA
Gustavo Ruiz Pascasio (Poeta mexicano)
En Chiapas, el siglo XX ha marcado el tránsito de la poesía escrita en lengua castellana en dos líneas de acción del sujeto poético: el poeta contemplativo de los avatares del mundo y del tiempo, y el poeta rector de la construcción poética del mundo.
En el primero de los casos, la contemplación reporta el predominio de una ¡intimidad emocional, no siempre afortunada, y una recurrencia denotativa del paisaje natural, pocas veces sorprendente.
En el segundo de ellos, el lenguaje se Impone como elemento constructor de los escenarios anímicos y revela un orden cosmogónico sólo posible y dado por la poesía.
Los poetas nacidos durante la década de 1960, han dedicado su esfuerzo tanto en una y otra dirección. Los mas aventajados, han tenido que bregar cuesta arriba, en un entorno poético que se caracterizó en la primera mitad del siglo por el encuentro y el canto por la pertenencia, en un afán por lo identitario llevado a los códigos poéticos. Los restantes, se han conducido por una pendiente que rinde tributo enunciatorio a las poéticas locales extremas, en grado sumo.
En esta geografía de la poesía escrita en Chiapas se inscribe la obra de Marlo Nandayapa (Chiapa de Corzo, 1965-). Su libro, Caluca, primero en una edición nacional, convoca el mito de la mujer que provee y revela el entorno natural. En él, Nandayapa confirma un discurso sólo comprensible por la tierra y la geografía cultural.
Otro rasgo distintivo es la reiteración temática de un personaje mítico. Al respecto, Caluca es la voz que cifra el universo, como recurso lingüístico de conversión; en una constante vertical que pasa lista a los mitos prehispánicos, pero sin trastocarlos.
De hecho, la principal virtud del poemario es este poema central que consigna y manifiesta el hallazgo analógico del mundo vía Caluca (“soy el primer ruido de la quietud/ en sus cuatro costados/ soy el primer relámpago que esconde el grito...”)
La poesía de Mario Nandayapa no está exenta de la deuda olivariana “ese estruendo que cae desde adentro de los siglos... ‘” y de la poesía de ¡a negritud de Armando Duvalier, ahora transportado a los vocablos chiapanecas, extinta etnia del centro de Chiapas.
Así, el libro descubre una ambigüedad poética a ratos contemplativa, a ratos en la búsqueda de lo remoto y a ratos en una creciente formación emotiva que cuando se desprende de su carga primitiva textual alcanza sus mejores momentos:
“He sentido la vergüenza de la soledad en toda su dimensión, mordiendo los hombros. Pero tus ojos brillan en el silencio del respiro. Por eso, ese niño y yo, habitamos contigo en el reflejo de una hoja húmeda”.
ÁLVARO BALTAZAR CHANONA IZA/PRELUDIOS PARA CÁNCER
RETRATOS.
Me quitaron tus manos que nunca me dejaron caer
la austeridad circular y perfecta de tus pies
cuando dormía.
La avena tibia de tus pechos que siempre mordí a mi manera
el cobre frío de la noche que vestía de signos ilegibles
los huesos curvos de tus rodillas
el humus de tus cabellos cortos
que cubrió de polvo dorado el ataúd
de tus abuelos
los gusanos corpulentos del aburrimiento
junto a las ruedas rotas
e hinchadas de mis tobillos.
Por eso te digo: es veneno
el tiempo desperdiciado sin caminar a tu lado
descalzo sobre las avenidas sin habitantes de tus caderas
que no tienen miedo
ni espinos que puedan rasgar
la punta sin punta de mi carne
habitada por pájaros negros que comen semillas
de agua
sobre el hielo amarillo de este poema que para mí,
es otro más de tus retratos…
DIONICIO MUNGUÍA J/CONCIENCIA DE LAS RUINAS(FRAGMENTO)
A Genaro Silva, hermano del alma
En paz descanses
He ganado la batalla. A través de los cristales, las ruinas contemplan a las ruinas y se desdicen, se acumulan en los árboles que lloran en la avenida; no sé decir el porqué de las cosas. No tengo idea de cómo hacerlas callar. Me miran, desdichadas, imbéciles a veces, sordas y estúpidas, frases sueltas que se disparan cuando nadie las necesita. Tengo la certeza del tiempo en mis dedos. El oculto deseo de no pertenecer más, de no estar, de no saber. Acaso las ruinas son restos de un templo más grande. Acaso pertenecen a un destino que no es el mío. Quiero descansar. Es medianoche. Abajo un auto espera la salida de los ojos. Tengo que mirarlos para no detenerme a pensar. Quiero dormir.
TANYA DE FONZ/POEMA PARA POETAS
Raúl Zurita
Los poetas van cargando pesadamente sus poemas muertos
pero son los poetas quienes van haciendo que el universo
se mueva por segundos al tocarlo con su dolor y palabra.
En tu voz languidecen ecos de miles de años, millones de hombres y mujeres
que siempre nos somos a través del tiempo.
El dolor que nosotros cargamos lo decimos, contamos, gritamos,
pintamos, actuamos, danzamos, esculpimos.
El dolor que otros tienen lo disimulan frente al televisor.
Unos cargan con sus palabras muertas otros con sus imágenes muertas
o con sus cuerpos muertos. Más pesado es cargar con todo un cuerpo.
La comprensión se hace de hilos diferentes con distintos pesos
tamaños y silencios.
El dolor del hombre lo arrimamos a Dios
mientras Él nos toca con sus rancias manos
nos bebe en sangre y nosotros a Él,
entretanto otros y otras siguen frente al televisor
cargan su ausencia de dinero, sus enfermedades y frutos
escuchan la publicidad que nace de una pluma con imagen
que busca dinero porque con eso cuentan que cuentan
que cuentan que en últimas fechas se cura la ausencia de techo,
se cura el caminar, se obtiene auto y viajes, vinos,
comidas y ropas que enrojecerían cualquier paladar.
MARCO FONZ DE TANYA/FRUTO HERIDO QUE SE COME A SOLAS
MARIANA BERNÁRDEZ/MÁS ALLÁ DE LA NEBLINA
Sólo sé que ardías
Antes de ello quizá un reflejo en tus ojos
y antes de ese antes
la nada en acecho del vientre
donde habría de incendiarse
No hubo indicio o huella que acusara
ese hecho que borró la sombra de tu nombre
A veces un dolor en el costado
Otras
la sospecha de un hueco
pero el olvido había lavado de mí cualquier seña
No hube de reconocer tu paso
ni tus manos contenidas
ni siquiera tu risa queda
sólo esa punzada
cuando presentir era gesto del fuego.
ROXANA ELVRIDGE-THOMAS/UMBRAL A LA INDOLENCIA
v
Clama al viento por campanas.
Preserva intacto el filamento en rescoldos de gardenias.
Sube en la nota que emite
ablanda el húmedo camino que surte la clepsidra.
Se aflige
suspira
grita
y enciende en la espina el beso que sigue al clamor.
¿Qué goznes abre tu lamento?
¿Por qué henchir de fragores la oquedad del viento?
Al callar, el aire es denso, la flor rebosa de murmullos
y el pliegue en la clepsidra se ha cerrado.
(Indiana, la gata)
KENIA CANO/POEMAS
CAFÉ COPENAGUE
I
Puso su dolor sobre la mesa
era un animal sin rostro débil
(Si hubiera tenido ojos
habría quemado una parte del mundo
la que ella no había podido abandonar:
el deseo mordiéndose la cola)
Esa mirada habría vuelto la tierra fértil otra vez
¿Qué dices?
Él puso un animal que ella no conocía sobre la mesa
al verlo lloró lo siguió mirando
lo mira llora
- ¿Por qué me hiciste esto?
Se ve a sí misma en él
su piel es cálida
(aunque en el fondo siente el mar helado)
lo carga mientras dice:
- Alguien te tomará entre sus manos
eres una criatura más
te dejarán en libertad para buscar tu cara
alguien hará ese sacrificio por ti
HÉCTOR DE PAZ/PAPELES DE LA ISLA
ILDEGARDO FLORES PEÑA/ AL AMPARO DE LA VEHEMENCIA.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)